Sistemas y No-Sistemas

Una de las características más importantes de la ciencia es su capacidad para aunar la razón, fuente de la lógica y la comprensión de la realidad ,con la imaginación, fuente de la creación de múltiples mundos posibles. En este sentido, la ciencia es una conquista del ser humano que permite generar conocimiento, como nos dice Freeman Dyson  en su libro El Científico Rebelde.

A la teoría que estudia la generación del conocimiento, es  a lo que denominamos Epistemología. Es la reflexión sobre la forma en que los científicos se enfrentan a la realidad y generan conocimiento que se sintetiza en teorías que, a su vez, se fundamentan en un conjunto de proposiciones probadas y replicables en la naturaleza.

From Pixabay.com

From Pixabay.com

Conviene destacar que el término teoría procede de la palabra griega θέα, que también es el origen de la palabra teatro, de modo que una teoría es una forma de “representar la realidad

La Teoría General de Sistemas fue propuesta por Ludwig von Bertalanffy para afrontar el problema científico de explicar la organización de la vida.

Se denomina teoría general por la perspicaz observación de Bertalanffy según la cual  diversos fenómenos de la física, la química, la biología y las ciencias sociales se expresan mediante formulaciones o representaciones muy similares. Es decir, que ciertos fenómenos que afectan a entidades “inanimadas” y vivas pueden representarse de forma similar.

Ahora bien, ¿Cuál es esta representación “general”?.

Muchos fenómenos pueden definirse como sistemas, es decir, como un conjunto de elementos interconectados por relaciones, definidos dentro de unas fronteras o límites. Tenemos ejemplos de sistemas en los átomos compuestos por partículas subatómicas (electrones, neutrones y protones), los átomos que forman el sistema gas, los componentes (células, proteínas, órganos) del sistema inmunológico humano o las personas que forman parte de la sociedad.

From: Wikimedios.com

From: Wikimedios.com

La teoría general intenta explicar las propiedades generales de unos fenómenos que pueden representarse como elementos que interaccionan entre ellos. En particular las propiedades emergentes y su propósito como detallamos a continuación.

Propiedades emergentes

Los sistemas producen fenómenos macroscópicos que no pueden explicarse por el comportamiento individual de las partes que los forman, sino por las relaciones entre ellas.

Es decir, un sistema tiene reglas. Por ejemplo, el “carácter” de una persona no puede explicarse por la suma de las funciones del hígado, los pulmones, el sistema sanguíneo, el cerebro, etc. El todo no puede explicarse por la suma de las partes.

Estos fenómenos se denominan emergentes y un buen ejemplo de ellos es la armonía de una composición musical. A partir de estructuras muy pequeñas que interaccionan entre ellas, se producen unos patrones de mayor escala, como las órbitas, la creación de materiales, la aparición de la vida y la formación de las organizaciones humanas.

Los elementos inertes (o no vivos) pueden formar sistemas cuyo comportamiento puede ser previsible, porque forman patrones. Estos patrones, con sus limitaciones, tienden a ser regulares.Por ejemplo, las órbitas de los planetas o de los electrones.

From Pixabay.com

From Pixabay.com

El problema resulta más interesante cuando los elementos disponen de autonomía. La autonomía es una cuestión de grados. Desde un glóbulo blanco hasta una persona –con libre albedrío– que interaccione con otras. La autonomía de los elementos hace que las relaciones sean la parte más sofisticada y la menos entendida, de los sistemas.

Por ello, entender la organización humana como un sistema resulta sumamente interesante, puesto que los sistemas organizativos parece que tienen un propósito o función, evolucionan y no tienen una buena relación con la segunda ley de la termodinámica, que sostiene que todo sistema tiende a su expresión más desordenada.

En los apartados siguientes, se analizan estas dimensiones.

Propósito

Los sistemas vivos parecen tener un propósito, eso es, en términos filosóficos, tienen un telos. Dos células (óvulo y espermatozoide) inician el proceso de creación de un nuevo ser vivo hasta su desarrollo y finalización.Los procesos emergentes y el comportamiento de los sistemas son esenciales para entender el proceso clave de la vida: la evolución.

From: Pixabay.com

From: Pixabay.com

En El Origen de las Especies, Darwin introdujo un modo de pensar destinado a cambiar la lógica del conocimiento y, con ello, la manera de abordar la ciencia, tal y como sostiene John Dewey en un libro denominado La Miseria de la Epistemología: Ensayos sobre Pragmatismo. Desde Aristóteles, el propósito de la ciencia era estudiar las especies como producto acabado en la naturaleza. Sin embargo, Darwin sugirió un proceso más profundo, la evolución, y puso en cuestión el fin último de la especie. 

Los cambios en la vida se organizan hacia formas más complejas: son lentos, ordenados, se acumulan y se completan. Cada cambio acumula la historia y abre nuevas posibilidades en forma de progresiva organización.

Cuando emerge una estructura macroscópica que tiene éxito y sobrevive en un contexto, tiene una gran persistencia, es decir, introduce procesos de feedback o control para asegurar su supervivencia. Los sistemas tienen memoria. También cambian y evolucionan, algo de lo que hablaremos en próximos posts.

Sistemas y no Sistemas

Los sistemas son por tanto conjuntos de elementos con niveles de autonomía variable, con reglas y fronteras. La diferencia entre sistemas y no-sistemas es precisamente entre los conjuntos de elementos y sus interacciones.

Los sistemas producen fenómenos agregados o emergentes que no pueden explicarse por los elementos que los componen sino, precisamente, por sus interacciones. Los conjuntos son sustancialmente distintos de los elementos que los forman. Así un conjunto de peces no es un pez. Un conjunto de coches no es un coche.

From: Flickr.com

From: Flickr.com

La falacia de la composición afirma a nivel social que el conjunto de españoles no es un tipo “español”. Aunque los humanos generemos clichés, no tienen que ser ciertos necesariamente. Otra consideración se produciría cuando efectivamente esto pudiera ocurrir, es decir ,cuando un conjunto es igual a las partes que lo forman, entonces sería un conjunto auto-referencial que se devora a sí mismo: un bucle extraño (de los que nos habla Douglas Hofstadter en su libro Gödel, Escher, Bach: Un Eterno y Grácil Bucle),  tema al que volveremos en futuros post.

Si los coches se interconectan entre ellos entonces la cosa cambia: puede ser un sistema con una finalidad. Quizás entonces con intención, puesto que supondremos intervención humana. La finalidad de un sistema vivo es sustancialmente distinta de las intenciones humanas.

Finalmente, los sistemas tienen una finalidad (telos) que parece producir fenómenos de feedback o control cuando se consigue para mantener el sistema en funcionamiento. No entendemos así a los conjuntos. La finalidad de los conjuntos, desde un punto de vista humano, es el orden, el de los sistemas la organización.

En una organización puede existir intervención humana (un sistema de vehículos interconectados) o no: un pájaro. ¿Qué sería un conjunto de pájaros o peces en movimiento intercambiando señales (información) entre ellos? Un sistema sin duda ¿Cuál sería su finalidad? ¿Podríamos decir que un sistema es un conjunto en movimiento capaz de generar dinámicas con una finalidad por la interacción entre sus miembros?

Interesantes preguntas, que nos quedan aún por resolver, y las que abordaremos en próximas entradas de este blog…